
En Arquitectura, innovar implica adaptarse a la realidad de Nicaragua
Publicado el 23 de junio, 2017
Ana Sabina Thomas (Managua, 1986) se ha fijado una meta como docente: hacer que sus estudiantes se relacionen con clientes reales, para que descubran cómo interpretarlos, cumplir sus deseos e -incluso- reconocer cuándo no lo están logrando. “Me interesa que mis estudiantes conozcan esa experiencia, que no hagan proyectos de revista sino iniciativas más apegadas a la realidad y a la necesidad del cliente”, asegura.
La docente, propietaria del estudio SACH, impartirá clases en la Maestría en Arquitectura de la Universidad Americana (UAM), un programa académico que iniciará el próximo 14 de agosto. Ana Sabina participará en el Posgrado en Diseño Contemporáneo, y compartirá los conocimientos que adquirió durante su licenciatura en Arquitectura, obtenida en el Tecnológico de Monterrey de México, y en su Maestría en Diseño Arquitectónico, que estudió en la Universidad de Navarra (España).
En las asignaturas que ha impartido en años anteriores, Ana Sabina ha descubierto que sus alumnos se inspiran en las obras de arquitectos daneses, holandeses y estadounidenses, por lo que ella se enfoca en mostrarles qué está pasando en el continente americano, especialmente en América Latina. «En nuestra región están pasando cosas espectaculares pero en las revistas lo primero que uno ve es todo lo extranjero», advierte.
En esta entrevista con la Dirección de Posgrado & Educación Continua, la arquitecta y docente explica cuál es el énfasis principal de sus clases y cómo se puede innovar en Nicaragua, usando recursos que están a la mano, con iniciativas aterrizadas a la realidad.

¿Cómo surge tu interés por la docencia?
Cuando me fui a estudiar al Tecnológico de Monterrey siempre pensé que debía regresar a Nicaragua para compartir todo lo que había aprendido. Yo no estudié en el país porque en ese momento aspiraba a experimentar la Globalización y quería tener más contacto con otras culturas, algo que no iba a encontrar aquí. Pero fue hasta después de estudiar la maestría y de cursar un Posgrado en Construcción y Gerencia de Proyectos en la Universidad Americana que conocí a los representantes de la facultad y les manifesté mi interés por la docencia.
¿Cuáles fueron tus primeras impresiones al impartir clases de Arquitectura en la UAM?
La primera clase que di me generó muchas inquietudes porque nunca había sido docente. No me preparé para la docencia, pero sí tenía la vocación de arquitecta y el entendimiento de cómo habían sido mis clases. Lo que he hecho ha sido replicar aspectos que a mí me habían gustado de mis docentes, porque para mí son buenas prácticas. Siempre me acuerdo que tenía docentes súper críticas, y pensaba que cuando fuese profesora sería como ellas.
Ahora contás con una experiencia de dos años de ser docente, ¿cuál es el énfasis principal de tus clases? ¿Has brindado talleres o workshops?
Mis clases son prácticas. En pregrado imparto talleres de diseño en distintas tipologías, como diseño habitacional, comercial y ahora institucional. En posgrado he dado una clase sobre Tipología de Espacios Internos, en el Posgrado de Espacios Internos. Y para mí, el énfasis principal en todas mis clases de taller ha sido el ejercicio lo más aproximado a la realidad posible. Es decir, que mis estudiantes tengan que lidiar con clientes y problemáticas reales porque nuestra profesión no es de introspección, es de mantener una relación directa con terceros. Se trata de saber interpretar a tu cliente, cumplir sus deseos e incluso reconocer cuándo no lo estás logrando. Me interesa que mis estudiantes conozcan esa experiencia, que no hagan proyectos de revista sino iniciativas más apegadas a la realidad y a la necesidad del cliente.
¿Cómo has incorporado la experiencia con clientes reales en tus talleres?
En una de mis clases, por ejemplo, tuvieron como cliente a Norma Gómez, propietaria de Niní Fashion Style. Los muchachos estaban estudiando espacios internos, específicamente tipologías comerciales, y la idea era diseñar un Pop-up Store en un contenedor que se pudiera ubicar en cualquier lugar de Nicaragua. Ella estuvo presente a lo largo de la clase, expresó sus necesidades como cliente, revisó los proyectos y sirvió de jurado final. Fue interesante ver cómo, en un grupo de cinco alumnos, hubo cinco respuestas distintas a la misma necesidad de un cliente.
¿Considerás que tus estudiantes están influenciados por las tendencias extranjeras o están buscando rescatar el estilo local?
Fijate que por naturaleza no se les da por rescatar lo nicaragüense, pero si lo pedís ellos se inspiran un montón y les gusta (…) Yo me doy cuenta que ellos ven a muchos arquitectos daneses, holandeses y estadounidenses. Eso me parece perfecto, pero también les hago ver qué está pasando en América Latina para acercarlos a su continente, porque las condiciones climáticas son hasta más semejantes. En nuestra región están pasando cosas espectaculares pero en las revistas lo primero que uno ve es todo lo extranjero.
¿Cómo describirías el desarrollo de la Arquitectura desde el ámbito académico? ¿Se está innovando?
En el plano académico sí pienso que se está intentando innovar. Lo que a mí siempre me preocupa es que sea muy alejado de la realidad de nuestro país. Con esto no quiero decir que debe ser tradicionalista, sino que debemos pensar cómo progresar con la realidad que nos rodea, de lo contrario los estudiantes se dan contra la pared. Mi enfoque es innovar dentro de nuestras posibilidades, nuestra realidad y nuestro entorno.
Y en Nicaragua, ¿hay innovación?
Sí, pero a paso lento. En Nicaragua tenemos un clima muy tropical, pero no nos enseñan a enfrentarlo. No nos enseñan cómo tratar la fachada (de las construcciones) para que no sea vea como un cajón. O esta misma oficina (donde trabaja), diseñarla para que no necesite aire acondicionado todo el día.
La pregunta es, entonces, cómo enseñar a las nuevas generaciones a innovar, porque para innovar no necesitamos diseñar un edificio de 50 pisos, todo de vidrio, sino que podemos hacer proyectos humanos y ligados a nuestro clima. Por ejemplo, construir un salón de clases que se ventile de manera natural implica mayor innovación que una diseño loco que solo se pueda ejecutar en Europa.

¿Por qué aconsejarías estudiar una licenciatura o un programa de posgrado en UAM y no en otra entidad educativa?
Me parece que el grupo de docentes de Arquitectura que tiene la universidad está compuesto por gente joven que quiere innovar, que están interesados en darle una vuelta de rosca a la carrera y cambiar la manera en que se está viendo nuestra profesión a nivel nacional. También, porque los grupos son medianos y eso le permite al docente enfocarse en las necesidades de cada estudiante. Me gusta dar una clase a 18 alumnos y poder sentarme con ellos a analizar sus proyectos.
Además, pienso que la UAM tiene una visión global que podría explotar todavía más. Hay oportunidades de mejora, como organizar intercambios, hacer giras académicas o workshops, y traer profesores de Arquitectura del Tecnológico de Monterrey. Si bien he observado esto con cosas muy puntuales, pienso que van en ese camino y que la universidad es una plataforma muy fértil para hacer eso.
Para mayor información sobre nuestra Maestría en Arquitectura y sus respectivos posgrados, consulte el siguiente enlace.